domingo, 26 de abril de 2009

La felicidá ha ha ha haaa.


Hablo de la felicidad porque ya estoy saturado mediática y coloquialmente de crisis, terrorismos, fiebres porcinas, piratas somalíes, violencias de genero, terremotos, accidentes de trafico y un "sinfín" de barbaridades mas que nos depara la cotidianeidad de la vida en sociedad.

Bueno; pero... ¿qué es la felicidad?: Yo creo que es un estado de animo en el que nos sentimos agradablemente felices y que se nos presenta a lo largo de la vida con cuentagotas. Algunos antiguos filósofos definian la felicidad como la ausencia del dolor, pero es falso, al menos en el caso de los masoquistas puesto que el dolor les produce placer.

Lo que si tengo claro es que casi siempre nos damos cuenta de que fuimos felices cuando pasó, y eso tiene su explicación porque los momentos de felicidad son tan escasos que mientras los disfrutamos no podemos perder el tiempo en analizar la situación.

La mayoría de los momentos de la vida son de infelicidad o neutros porque si nos fijamos: los medios nos presentan a diario negrura informativa; la rutina diaria del trabajo no vocacional es eso...rutina, apatía, sacrificio para sobrevivir; las pequeñas o grandes dolencias físicas que padecemos casi a diario los mortales (cefaleas, dolor reumático, pequeñas lesiones, una muela que da guerra, la gripe de todos los años, etc.) y las dolencia anímicas (saber que un amig@ tuvo un accidente, que fulano no nos habla, que mangano se chivó de ti al jefe, que te muere la mascota, que se murió el o la amig@ del accidente, que se separan tus padres, o tus hijos, o tú, y así de cosas desagradables casi diarias) hacen que el noventa por ciento de nuestra existencia sea precario en felicidad.

La salvación es que esa pequeñísima limosna de felicidad que nos dosifica tanto la vida, tiene, como si fuera una prodigiosa medicina homeopática, el "superpoder"de estimularnos a seguir viviendo con la esperanza de que las proporciones se igualen, al menos al cincuenta por ciento, entre la felicidad y la infelicidad.

El dibujo del principio es una plumilla de la época en que se estrenó "El Planeta de los Simios" que viene muy bien al comentario porque estos descendientes de antropoides son los que heredarán la tierra, según la película, y caerán en las mismas trampas sociales que caemos hoy los humanos, es decir:

Se amaban y eran felices pero se casaron y esas alianzas en forma de de aretes "pendientiles" los harán perder la libertad y terminarán odiándose.