Cuando nuestros sentidos llegan al limite, la imaginación se encarga de continuar el camino.
Entonces llega el raciocinio con sus leyes, teorías e hipótesis, restregándonos por las narices nuestras limitaciones.
Como último recurso solo nos queda el espíritu, y el consuelo de que sin incógnitas no hay atractivo.
Bueno: si solo te gusta el fútbol tus problemas existenciales están resueltos...ya lo dijo Jesús: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.