Ya comenzó, anticipadamente, como siempre, el bombardeo visual de juguetes que desestabiliza emocionalmente a los niños y económicamente a los padres.
Si hay poder adquisitivo, aunque sea ínfimo, el niño tendrá su juguete o juguetes. Papá Noel y Reyes Magos, como ya está socialmente establecido por las grandes multinacionales del consumo compulsivo, premiarán a los niños buenos (ricos) con muchos regalos y a los malos (pobres) con pocos o ninguno.
Además de niños buenos y malos, existen otros que deben de ser súper malos, o sea: "la maldad personificada", porque, además de no recibir regalos, tampoco reciben comida, sanidad, educación o agua.
Ya no hay mesura, el despliegue es inmenso: catálogos, folletos, audiovisuales y expositores de grandes superficies. Es como un virus estacional que antes duraba quince días y ahora dura dos meses y medio.
Cada vez que esta vorágine despilfarradora me muestra como los "retoños" del primer mundo hacen peticiones de obsequios, abundantes, caprichosas e insolidarias, me vienen a la mente los personajes como el de la viñeta que, por ser tan "malos", no van a poder ni siquiera pedir, ya que sus capacidades físicas y anímicas están extremadamente mermadas. Papá Noel o los Reyes Magos nunca los escucharon, ni los escuchan, ni los escucharán.
PD: La viñeta es mía, la frase leída en internet.