Un día de sol, unos bocadillos, unas birras, buena compañía y el coche a cien metros de distancia como máximo, por si se pone a llover...
Verdes praderas, bosques frondosos, lagos de aguas cristalinas, montañas esplendorosas, acariciadora brisa marina, canto de jilgueros, flores de colorines, aromas, fragancias, unicornios, sirenas...ah no: estos dos últimos, no.
Estas sensaciones embriagadoras de sentidos, pueden hacernos creer que la naturaleza es una amable y acogedora compañera de viaje en nuestra efímera estancia en el planeta.
Cuando te pica una avispa, te invaden las hormigas, pisas una caca de vaca o te acojona un reptil desconocido al que pisaste por error, descubres que este paisaje bucólico no es mas que un reclamo, un espejismo, para engullirnos y reciclarnos a su antojo.
La desmitificadora realidad nos da en las narices cuando comprendemos que los animales tienen que sobrevivir luchando entre ellos y comiendo a otras especies. El derramamiento de sangre es el día a día del reino animal, los herbívoros comen vegetales y los carnívoros comen herbívoros, los pajarillos comen indefensos insectos y las rapaces comen a los indefensos pajarillos...una crueldad continua y sin cuartel...esto no tiene nada de agradable.
Una persona, en este "paraíso", lo tendría muy crudo para sobrevivir como los animales, solo, "en bolas" o "en tetas", sin vestimenta, a expensas de la climatología y los depredadores, y lo peor de todo: ¡¡sin wassap!!
No hay que olvidar que también son "madre naturaleza" las erupciones volcánicas, terremotos, maremotos, tsunamis, inundaciones, sequías, huracanes, tornados, tormentas...rayos y centellas, ¡uf!...es la naturaleza que destruye a la naturaleza, no se si para reciclarse...pero lo que sí está claro, es que, oponerse al poder destructivo-reciclador de la misma, es morir.
La "Madre Naturaleza" no es una madre protectora, es un enemigo al que te tienes que unir si o si, y mientras no haya forma de controlarla seguirá ejerciendo su dictadura de destrucción y reciclaje.
¿La viñeta?: es muy natural que las vacas hablen del raciocinio de los humanos.
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