Adán fue castigado por Dios, así como sus descendientes, al sudoroso trabajo para subsistir en la tierra. Siglos y siglos de extenuantes fatigas fueron heredándose de padres a hijos. El sudor pasó de la frente al sobaco, después a la espalda y luego empapó los cuerpos de muchas generaciones.
Hubo humanos que, cansados de tanto sudor y tanto trabajo, le hicieron la pelota a Dios, haciéndole creer que lo amaban, y este los convirtió en sus ministros, con lo cual, se vieron liberados del castigo del sudor currantil.
Pero los mas osados y valientes desafiadores del Todopoderoso son una élite, una "casta" diría yo, de humanos, que rompiendo con los protocolos divinos y sin necesidad de hacerle la pelota al Altísimo, consiguen repeler el sudor y el trabajo..."los políticos", claro, ¿quién si no?, esos héroes altruistas que velan por nuestro bienestar.
En España esta "casta" de hombres especiales, desafiando todas las leyes humanas y divinas, consiguieron erradicar el trabajo, si señores: el trabajo en nuestro país es una especie extinguida.
Hubo humanos que, cansados de tanto sudor y tanto trabajo, le hicieron la pelota a Dios, haciéndole creer que lo amaban, y este los convirtió en sus ministros, con lo cual, se vieron liberados del castigo del sudor currantil.
Pero los mas osados y valientes desafiadores del Todopoderoso son una élite, una "casta" diría yo, de humanos, que rompiendo con los protocolos divinos y sin necesidad de hacerle la pelota al Altísimo, consiguen repeler el sudor y el trabajo..."los políticos", claro, ¿quién si no?, esos héroes altruistas que velan por nuestro bienestar.
En España esta "casta" de hombres especiales, desafiando todas las leyes humanas y divinas, consiguieron erradicar el trabajo, si señores: el trabajo en nuestro país es una especie extinguida.
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