jueves, 22 de octubre de 2009

Ilustres pringados


Que decepción con la ilustración…no: no me refiero al movimiento filosófico del siglo XVIII, no, me refiero a todos los personajes “ilustres”que pueblan las cárceles españolas por haber dejado de ser ilustres para convertirse en pringados.
Empezando por Marbella y siguiendo a modo de carambola de billar americano se destaparon las cajas de Pandora de unos cuantos ayuntamientos españoles, muchos a mi entender, salpicando la honorabilidad de un montón de funcionarios de alto standing que por avaricia o por soberbia se encumbraron mas allá de donde la ética o la conciencia les dieron permiso…¿Qué digo yo?...es imposible que se salpique una honorabilidad que no existe, por lo tanto, no eran honorables ni tampoco ilustres, posiblemente lo eran de forma virtual.
Nosotros, ciudadanos de a pie (no se porqué nos denominamos así), no podemos adivinar si nuestros “mandamases” son ilustres y honorables de forma real o virtual, pero ante la duda, y según se nos bombardea mediáticamente con recalificaciones, prevaricaciones, cohechos, blanqueos de dinero etc. no nos queda otra salida que cuestionar a todos los que viven de nuestros impuestos y exigirles que sean honrados y que lo parezcan.
Lo que mas me jo…roba es que después de vivir con opulencia y ostentación: su estancia, inmerecidamente corta, en la cárcel, la seguimos financiando los ciudadanos de a pie.
Alcaldes, concejales, presidentes autonómicos, consejeros, diputados, presidentes de gobierno, jueces etc. etc. deben urgentemente realizar un lavado de imagen para ser considerados ilustres y honorables, de lo contrario serán todos presuntos pringados.
Hay gran diferencia entre: “estar pringado””ser un pringado” o “ser un pringadillo” y para desgracia de los de a pie, el ultimo entrecomillado es el que nos pusieron de sambenito los del primer entrecomillado, o sea, los ilustres.

El cánido del dibujo me lo dictó mi subconsciente primitivo, y no se si es un pringado defendiéndose de las afrentas, o un pringadillo transformado en una noche de luna llena.
La ira está latente en todos nosotros pero la mitigamos con el sentido del humor.

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